Hay dos lecciones que enseña el maltrato y lo sostienen:
Aquellos que te quieren, son los que te podrán pegar o castigar. |
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Cuando algo es realmente importante, es justificado el uso de la violencia. |
Diferentes modelos de maltrato han tratado de explicarlo desde los niveles diferentes:
- El intrapersonal, pensando, antes quizá, que era algo infrecuente, se buscaban condiciones patológicas en una o en las dos personas parte del proceso de la violencia. Actualmente, todos los estudios señalan que las causas están menos en la patología personal que en el conjunto de factores complejos que conducen al hecho violento.
- El interpersonal, en el que nos explicaríamos, el porqué de las tasas de violencia.
- El sociocultural, que nos ayuda a explorar la legitimación de la violencia.
Uno de los mayores problemas es que la detección del maltrato es difícil. Las muertes de mujeres y la agresión a los niños, nos señalan sólo el vértice más visible del iceberg, el océano en el que éste flota es la hostilidad, y la gran masa oculta es la frustración.
La violencia nos indica, que algo incompatible, no asimilado y conflictivo, existe como un obstáculo, pero también, nos permite ver que podemos aprovechar esa misma fuerza creativamente como un estímulo para una mayor evolución.
Con la violencia necesitamos, entre otras cosas, dos puntos, primero, crear agentes de cambio armonizantes y puentes de comunicación y, segundo, ver como percibimos la realidad de la violencia desde ángulos diferentes y más ventajosos a los actuales, y del mismo modo, ver cómo evaluamos social y personalmente eso que percibimos. ¿Cómo estamos procesando socialmente esta experiencia?
Amikeco, asociación, propone y trata de realizar, ambas cosas. Nuestra propuesta de trabajo en este momento con los hombres de conducta violenta creemos que supone ayudar a descongelar ese iceberg, para crear en las familias espacios libres de violencia y ayudar para que una memoria de resolución de conflictos de forma violenta, no continúe siendo trasmitida de una generación a otra.
En los jóvenes y, en los menos jóvenes, la energía de la frustración, por esa violencia experienciada, no se destruirá, si no que tal y como postula la física moderna, sólo se trasforma y cambia de forma.
Necesitamos sentido común, sabiduría prudente y una dinámica psicológica y social adecuada, para tratar con el problema. Nuestras mejores funciones perceptivas, deben tomar el control para poder darnos cuenta del problema al que nos enfrentamos.
Al principio cuando nos comenzamos a mover, no percibimos ese movimiento, también ocurre así cuando empezamos a movernos para aprender a resolver sin violencia. Escuchar desterrará el miedo, no nos vale escapar a la violencia. Hay probabilidades de trabajo que no están visibles en este momento, entre otras muchas posibilidades. Me refiero a que tendremos que intuir si queremos ser creativos para alcanzar resultados eficaces, porque ha sido así como el hombre ha evolucionado desde siempre.
Necesitamos revalorizar la ética, también como producto de beneficio para el que está siendo ético. Porque, como dice el viejo proverbio chino, <<sólo sacamos de nuestra taza de té, lo que en ella hemos puesto>>.
En medio del sufrimiento no debemos perder la esperanza si sabemos que hacer y estamos resueltos, para hacer lo que deba ser hecho, ayudados por una “imaginación activa”.
Tenemos que comprender las razones que activan los ciegos impulsos de la sombra, actuar con firmeza pero, también, con la humildad que nos va a dar la calma y la paciencia para hacerlo, y encontrar ese lado bueno, fijarlo y mantenerlo.